01/10/2008
Cuando lanzamos un boletín electrónico tenemos siempre el vértigo del primer día.

En el momento de lanzar el boletín tenemos siempre la tentación de recopilar de algún sitio un montón de direcciones de email y suscribirles sin más a ese fantástico e interesante servicio que acabamos de crear.

¡Aguanta la tentación!

De verdad. Es mucho mejor que la gente vaya suscribiéndose poco a poco. Una lista de envíos de 100 personas que se han suscrito de motu propio vale una fortuna. ¡De verdad! Esos son tus clientes más valiosos, que están a gusto contigo y que te recomendarán a otros.

Sin embargo, una lista de distribución formada por 2000 usuarios suscritos a dedo no vale demasiado. No sabemos cuántas de esas 2000 nos envían directamente a la carpeta de spam, cuántos se cabrean cada vez que reciben nuestro boletín (publicidad negativa)... En definitiva, no sabemos si de esa lista son válidos 5, 10 o 100 direcciones de correo.

Ademas, eso es spam!

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